domingo, 6 de septiembre de 2020

Zapping cósmico

 En la noche eterna de la galaxia, dos estrellas hermanas, Alfa Centauri A y B, contemplaban la Tierra aburridas, sin esperanza. Observaban cómo giraba nuestra casa como quien pasa de un canal a otro sin encontrar nada interesante para ver: hambrunas, guerras, catástrofes naturales, nada nuevo. De vez en cuando aparecía algún cálido y minúsculo gesto de humanidad que las hacía sonreír apenas, pero no lo suficiente para cambiar la opinión que tenían sobre esta esfera en decadencia. 

De pronto, una escena interrumpió el letargo cósmico. Alfa Centauri A vio cómo mi bicicleta pasaba por debajo de las copas de los árboles de tu barrio, que me mostraban intermitente ante los ojos celestes. Su corteza se puso incandescente. En el momento en que me vio entrar en tu calle, su corazón nuclear se detuvo. Cuando me vio recorrer el largo pasillo de tu casa, le dijo a su hermana:

-¡Mirá, mirá, mirá! ¡Un amor fugaz!

Alfa Centauri B apenas llegó a ver cómo yo desaparecía bajo el umbral de tu puerta y entraba a tu casa. En ese preciso instante, ambas estrellas pidieron un deseo.  





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